En 2008, unos investigadores liderados por György Horvath descubrieron que los perros podían ser entrenados para, literalmente, oler diferentes tipos y grados de cancer ovárico, además de diversos tumores. ¿Y qué tiene de tecnogeek esto?
Una vez hecho ese descubrimiento, Horvath, junto a un profesor del Instituto Real de Tecnología KTH y el investigador Jose Chilo de la Universidad de Gävle, desarrollaron una nariz electrónica de características similares a las de los perros, que cumplieran la misma función.
Lograron entonces poder detectar y registrar los aromas de una forma de cáncer ovárico, el de unas trompas de Falopio saludables, y el de tejido uterino saludable. Lo que se espera es poder realizar una nariz lo suficientemente potente y sensible como para detectar el cáncer en un estadío muy temprano, cuando todavía sea curable.
Vía Ubergizmo.